Teseo y el Minotauro (el museo contemporáneo), 2017

El Museo Red está en relación con la postfotografía y el Museo Imaginario. Se trata de un conjunto de piezas que tienen una retórica determinada en relación a su cosificación y su enunciado como constructo y dispositivo crítico. Derivan de la postfotografía a través de la retórica del objeto encontrado. La digitalización de los bienes públicos ha supuesto una forma de compartir el espacio, las obras universales y otras menos conocidas.

Hemos adquirido en eBay una serie de reproducciones del Museo del Prado que tratan estos aspectos. Tras digitalizar las imágenes hemos realizado una presentación que enfatiza la correlación analógico-digital. Nuestro monstruo, fruto del tiempo, contempla la máquina de lo museable y los comportamientos participativos que operan en la esfera pública.

Tal y como Julio Cortázar relata en la entrevista al programa A fondo realizada en el año 1976 en Radio Televisión Española, a propósito de la obra teatral Los Reyes, el nuevo visitante del museo contemporáneo sería como el Minotauro. Encerrado en el laberinto el Minotauro disfruta con sus cautivos (las obras), todo cambia a la llegada de Teseo (el crítico complaciente) que le hace el juego a Minos (el director). Una inversión del mito.

La memoria arcaica es vista al revés, la versión oficial en contraste.

¿Pero si no hay director?

Stendhal nos describía ese mal propio, no solo del museo, que invade al viajero ante tanta belleza. Ese síndrome afecta a ese público que abarrota los museos, que consume arte, y propicia un espacio para la masificación; colas inmensas y entradas cada día más caras, privatización de bienes públicos.

Estaba ya en una suerte de éxtasis ante la idea de estar en Florencia y por la cercanía de los grandes hombres cuyas tumbas acababa de ver. Absorto en la contemplación de la belleza sublime, la veía de cerca, la tocaba, por así decir. Había alcanzado ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes inspiradas por las bellas artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de la Santa Croce, me latía con fuerza el corazón; sentía aquello que en Berlín denominan nervios; la vida se había agotado en mí y caminaba temeroso de caerme. 1

Al mismo tiempo introducimos La Paradoja de Teseo. Una paradoja sobre el reemplazo, que se interroga a propósito del momento en el que se le reemplazan a un objeto todas sus partes.
Según la leyenda griega recogida por Plutarco:

"El barco en el cual volvieron (desde Creta) Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaban desde la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era." 2

Por otro lado está el museo accesible e imaginario, el museo de la memoria y en la memoria.
André Malraux prefiguró el Museo imaginario en 1947. La red y el imaginario de las redes comunes patrimoniales tratan de una deslocalización del concepto de museo.

“Como la lectura de una obra dramática al margen de su representación, como la audición de un disco al margen del concierto, al margen del museo se ofrece el vasto dominio de conocimientos artísticos que el hombre haya conocido.”

1 Stendhal. El síndrome del viajero. Diario de Florencia. Florencia, 22 de enero de 1817. p. 20
2 Chisholm, Roderick M. Person and Object: A Metaphysical Study, Volumen 5. p. 89